Quien comparte el hogar con algún chico de entre 5 y 12 años ya debe de estar disfrutando –no sin asombro– de la novedad: la posibilidad de reírse como en los viejos tiempos. ¿Por qué? Basta con ver a Alfredo Casero intentando hacer levitar a un pingüino con el poder de su mente para preguntarse si no se está ante el retorno de Cha Cha Cha a la TV encabezando una serie de microprogramas humorísticos en Cartoon Network.
Rescato del reportaje publicado en el diario, una pregunta y su respuesta:
– ¿Una libertad creativa indispensable para el humor?
– La libertad es un camino que uno tiene siempre a mano. El problema es que muchas veces no lo tomamos por comodidad o búsqueda de seguridad. La libertad siempre tiene un riesgo. Uno puede morirse de hambre por ser libre. Y yo estoy dispuesto a morirme de hambre, no por convicción sino porque no sé hacer otra cosa que lo que hago. La libertad es uno de los estados más maravillosos del hombre. Y por suerte los chicos, pese a todas las ataduras que les queremos imponer desde el mundo adulto, siguen siendo libres en sus mentes.
Para leer más, ver: “El humor no tiene target” (en Página/12)
foto de Alfredo Casero (tomada de otra página web) por Martín Laborda
foto de Alfredo Casero (tomada de otra página web) por Martín Laborda
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