El Paseo por la Historieta Mexicana es una investigación y recopilación realizada por Eduardo Soto, director del MUCAHI, contiene más de 200 imágenes a todo color, y mucha de la información fue proporcionada directamente por muchos de los historietistas mexicanos. El libro integra el volumen IV de la Enciclopedia de la Historieta Latinoamericana, que esta por publicarse en la República de Argentina.
Un poco de Historia sobre laHistorieta (narrada por Eduardo Soto):
La Historieta Mexicana tuvo una gran penetración y aceptación en los países de habla hispánica, particularmente en las décadas de los sesentas y setentas, de esto dan fe hoy día, las múltiples páginas web, blogs, y demás sitos de internet, de origen español, colombiano, chileno, peruano, boliviano, argentino, uruguayo, puertorriqueño, etcétera, que se han producido para consignar ese gusto, pasión y hasta veneración por los títulos y personajes gráfico-literarios de manufactura mexicana.
Los coterráneos de mi generación, nunca pensamos que historietas como: Tradiciones y Leyendas de la Colonia, Fantomas, Memín Pinguín, Santo El Enmascarado de Plata, o Kalimán, por citar solo algunas, llegaran a ser tan familiares entre nuestros pares latinoamericanos como entre nosotros mismos.
He aquí mi interés en participar en este proyecto de la Historia de la Historieta Latinoamericana. Solo que de antemano les digo que se ha escrito ya una vasta investigación de la Historia de la Historieta Mexicana que ocupa tres tomos en más de mil trescientas páginas escritas por un grupo de investigadores liderados por Juan Manuel Aurrecoechea y Armando Bartra (Puros Cuentos, Ed. Grijalbo, 1988-1993), amén de otras obras, tesis, ensayos y artículos importantes relacionados con el tema. Aquí abro un paréntesis para citar la página electrónica de Ulises Mavridis que consiga la más documentada historia de nuestra historieta entre 1932 y 1969. No obstante considero que la historieta mexicana merece eso y mucho más, así que este grano de arena espero contribuya a una mejor apreciación del material gráfico y literario que alguna vez México exportó para disfrute y regocijo de una parte importante de la humanidad.
Dicen que cada quien habla de la feria según le fue, cuando al inicio hablo de las historietas que inundaron el mercado hispano parlante entre 1960 y 1980, esto no hubiera sido posible si antes en México no se hubiera desarrollado una producción inmensurable de historietas, que a mi generación no le tocó leer, pero que nuestros padres y abuelos si disfrutaron, hablo de los lectores de las décadas de los cuarenta y cincuentas.
Si a nosotros nos tocó leer las historietas semanales de 32 páginas que se imprimían por millares, las generaciones anteriores leían mucho más que nosotros, pues ellos devoraban diarios de historietas seriadas que se llegaron a imprimir por millones. Con justicia a esa época se le ha denominado la Edad de Oro de la Historieta Mexicana y las publicaciones emblemáticas de ese periodo son Paquín (Editorial Sayrols 1934-1947), Pepín (Editorial Juventud - Panamericana 1936-1958), y Chamaco (Publicaciones Herrerías 1936-1957).
A mediados de 1950, termina el ciclo de los diarios de historietas seriadas y se inicia el periodo de las historietas del formato de 32 páginas con portadas en papel brillante a todo color, con interiores que varían de tinta negra o sepia al multicolor. Surgen editoriales y nuevos títulos como las Ediciones José G. Cruz, (con Santo, El Valiente, Juan sin miedo…), (ya saben: los tres puntos significan decenas de títulos más), Editorial Argumentos, (con Ayúdeme Doctora Corazón, Lágrimas Risas y Amor, Memín Pinguín…), Publicaciones Herrerías, (con Los Supersabios, Chanoc, Alma Grande, El Libro Semanal…), Editorial Novaro (con infinidad de títulos norteamericanos como Superman y Batman, pero también con una buena producción nacional como Epopeya, Tesoro de Cuentos Clásicos, Fantomas…). La única revista de la época dorada que llega al final de los cincuentas es Paquito con la serie La Familia Burrón del maestro Gabriel Vargas.
Ya entrados en los sesenta surgen Promotora K (con Kaliman, Rayo de Plata…), Editormex (con Aventuras de Viruta y Capulina, Brujerías, Hermelinda Linda…), y cuando ya la historieta iba en declive y las lecturas de puro entretenimiento y evasión languidecían, surgen Los Supermachos de Eduardo del Río, “Rius”, en Editorial Meridiano. Cuando Rius deja esa editorial, su trabajo en la historieta es la catapulta para el nacimiento de Editorial Posada (1968), que produce historietas novedosas como DUDA Lo Increíble es la verdad, y consolida la historieta de denuncia, crítica, formación, y de toma de conciencia que practica Rius ahora en Los Agachados. Con la desaparición de Los Agachados, en 1979 se cierra el ciclo de la historieta mexicana de impacto fuera de nuestras fronteras.
A partir de entonces las historietas mexicanas solo llegarán a un reducido grupo de lectores, Karmatrón y los Transformables de mediados de los ochentas de Oscar González Loyo, será el último intento por revigorizar la historieta de autor. Desde entonces las editoriales sobreviven fundando su subsistencia en títulos de corte sentimental y semiporno (perdón olvidaba mencionar las novelas de “vaqueros” y “policiacas” que continúan con asiduos lectores).
En este 2008, en los kioskos de historietas de México se alcanza a ver el parpadeo de unas llamitas como La Familia Burrón, y las reediciones de Memín Pinguín y Lágrimas y Risas, que nos recuerdan que las historietas una vez fueron llamaradas que alimentaban a voraces ejércitos de lectores.
Por obvias razones este trabajo, no alcanza las dimensiones de una historia completa por eso es que lo intitulo: Un Paseo por la Historieta Mexicana, echemos pues, un vistazo a los temas, títulos, personajes, y autores, más populares de la citada industria, incursionemos, en las raíces que propiciaron su espectacular ascenso y posterior languidez. Quedan fuera de este repaso (y no por eso se les debe restar importancia) los esfuerzos actuales por colocar e impulsar la hoy retomada novela gráfica, iniciados a mediados de los noventas en el Gallito Comics, que nutrieron cuates como Víctor del Real, Erick Frick Proaño, Ricardo Peláez, Edgar Clement, Bachan… y que habiéndose retirado en definitiva del ring de las producciones multiejemplares, hoy continúan buscando acomodo en las librerías y tiendas especializadas como el esfuerzo que realiza Caligrama dirigida por Luis Gantus.
La base para realizar este paseo moneril, es el acervo (libros, revistas, historietas, dibujos originales, portadas, objetos, etc.) del Museo de la Caricatura y la Historieta –Joaquin Cervantes Bassoco (MUCAHI – BASOCO), fundado por un servidor el 2 de diciembre del año 2000 en la ciudad de Cuautla, Morelos, con la ayuda y valiosísimas aportaciones de destacados historietistas mexicanos como: Joaquín Cervantes Bassoco (q.e.p.d.), Antonio Gutiérrez (q.e.p.d.), Ramón Valdiosera, Eduardo del Río “Rius”, Rafael Barajas “El Fisgón”, Sixto Valencia Burgos, Ángel Mora, Jorge Aviña, Zenaido Velázquez, Benjamín Orozco (padre e hijo), Rodolfo y René Anrubio, Daniel Benítez, Humberto Morales, Ricardo Salazar Berber, Gaspar Henaine “Capulina”, Sealtiel Alatriste, José Cabezas, Oscar González (padre e hijo), Alfredo Tenorio Mendoza, Laura Bolaños, María Luisa López, y María del Socorro Ruiz viuda de Suárez. Los familiares de historietistas finados también nos han apoyado y menciono a los familiares de Ramiro Zittle, de Daniel López, de Leopoldo Zea Salas y de Héctor Macedo, igualmente hemos contado con las valiosas aportaciones de ciudadanos comunes y corrientes, lectores y admiradores de la historieta mexicana.
Fuente: CulturaCómic
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