La vida me ha regalado la fortuna de conocerlo y trabajar junto a él en 2007 con motivo de la Entrega del Premio Quevedos que muy merecidamente recibió.
Pasión de Artista
Fue una mañana soleada, a principios de la década del ’70, cuando mi padre me propuso que lo acompañe a comprar el diario. Al llegar, pidió su periódico favorito y le señaló al kiosquero una revista, pagó todo y me alcanzó su sorpresiva adquisición: ¡una Patoruzú!. Ver su tapa (dibujada por Eduardo Ferro) produjo una serie de sonrisas cómplices con mi viejo.
Langostino y Nando dibujados por Elmer
Inmediatamente después, nació mi admiración por Ferro. Observar sus dibujos, sus ocurrencias, sus remates, sus detalles y sus personajes fueron mi primera escuela como humorista gráfico.
El tiempo ha pasado y, años después (más de 30!), nos ha tocado con Kappel estar junto a Ferrito ayudándolo a armar la muestra retrospectiva de su obra y el número especial dedicado al Maestro para la Revista Quevedos.
Ver todo su trabajo, hacer un repaso de su carrera, observar cada detalle de su obra y disfrutar de su impronta humorística durante las charlas, me han ayudado a comprender mejor el tamaño de su figura como artista, dibujante, humorista gráfico y, lo que considero más importante, como ser humano.
La tarea que nos encomendó la Fundación General de la Universidad de Alcalá ha sido una gran oportunidad para conocer de primera mano a un verdadero Maestro de la vida y a un humorista grafico querido y admirado por todos los colegas.
De las conversaciones con él, atesoraré para siempre en mi corazón de dibujante su pasión de artista y sus ganas de tener proyectos y hacer cosas nuevas.
Una cosa más tengo por seguro: cada vez que Ferrito tenga el desafío de una hoja en blanco por delante, lo resolverá con su impronta de genial humorista, y allí estaremos todos para decirle: Dibuje Maestro!!!
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